Páginas

sábado, 19 de abril de 2014

Del amor y el miedo

Hace unas semanas vi una película que me inspira este post; me hizo recordar un momento crucial de mi embarazo; el momento en donde hubo un click, algo pasó en mi interior, todo se movió, cayeron las fichas y pude ver con el corazón el momento de vida que estaba empezando, a partir de ese momento di vuelta a mi juego y aposté todas mis fichas al amor. 

La película trata de una niña que está enferma y va a morir y la relación que tiene con su padre. No quiero revelar el nombre y otros detalles de la película para no matarte la sorpresa si llegas a verla algún día. El punto es que la película me ha impactado mucho, porque nuevamente me ha puesto frente a frente con mi mayor miedo y por un momento recordé un capítulo trascendental de mi embarazo.

Ya en otros post he contado que mi embarazo fue completamente normal, tan normal que en realidad no me generaba mucha emoción; me preocupaba más cómo me vería y cuantos kg engordaría. No quería verme gorda; como cualquier mujer, quería verme como las embarazadas de la tele; piel y cabello brillante, radiante e iluminada...No quería sentirme vulnerable, ni necesitar ayuda para cargar las bolsas del supermercado o amarrarme los zapatos, quería seguir siendo fuerte y super poderosa. Quería seguir viviendo con mi disfraz de supermujer. 

Estaba tan concentrada en mí, y tan alejada de mi bebé; no es que no lo quisiera, lo amaba desde el día cero por supuesto, era mi hijo y le deseaba desde siempre! Me ilusionaba pensar en su cuarto de niño, su ropita con olor a cielo y la emoción del gran día. Tenía listas y archivos organizados sobre todas las cosas que necesitaba comprar y preparar para su llegada, todo tenía que estar listo para cuando él quisiera salir al mundo, y de hecho todo estaba listo meses antes... 

...menos yo.

No sé que tenía en la cabeza, veo que no entendía de qué trata la maternidad, estaba tan metida en mí; pensaba que mi vida cambiaría el día que tuviera ese angelito en mis brazos, pero mientras tanto sólo tenía que cuidarme y seguir mi vida normal. 

No podía verlo, no podía ver el milagro que crecía en mi vientre, simplemente no podía verlo, estaba ciega en ese sentido, la sombra estaba ganándose el partido, el partido de mi vida y yo estaba dejando que los minutos se pasaran. 
Repito, lo amaba, y mi ilusionaba escuchar su corazón e imaginarlo, pero no me había conectado con su alma. 


" TE VEO"
(I SEE YOU)

Significa:
Veo tu alma
tu verdadera esencia
veo quien realmente eres. 

Te respeto, te saludo, te honro, 
te reconozco, te recibo. 
Conecto contigo...  

Avatar 


La experiencia de mi vida estaba sucediendo y yo estaba preocupada por los kg de más y el cabello grasoso?! Dios me había encomendado el cuidado de uno de sus hijitos, a mí, a nosotros, y yo no podía conectarme, no había visto el amor de Dios crecer en mi barriga. Dentro de mi crecía mi más grande maestro, un ángel puro, lleno de amor y gracia, un presente de Dios, prestado por tiempo indefinido para que mi alma se acercara nuevamente a El, para que mi alma se sintiera niña otra vez, para limpiar y soltar las amarras. 

Un día, quizás por el tercer o cuarto mes de gestación, mis coachs se dieron cuenta de todo esto, me vieron perdida y me atacaron con preguntas para reflexionar, me arrinconaron hasta que la máscara cayó, el disfraz de supermujer se desarmó, la armadura se desplomó en el suelo, la ví deshacerse en pedacitos y me sentí desnuda.

Ni fuerte, ni perfecta, ni superpodersa. 
Sólo miedo. 

Mi miedo y yo... 

Tenía miedo, estaba cagada en las patas; no miedo a no ser una buena madre, o no poder con todo el trabajo, yo tenia miedo a perderlo! 
A morir de dolor si algo llegaba a pasarle a esa criatura diminuta e indefensa que era mi total responsabilidad! Miedo a perderlo durante el temido primer trimestre de embarazo en donde hay tanto riesgo del bebé no implantarse correctamente, miedo a perderlo en el ultimo trimestre por cualquier problema de salud mio y suyo; miedo a perderlo en el parto por una negligencia medica, por una emergencia, por un cordón enrollado, por sufrimiento fetal, por la razón que fuera; miedo de la muerte súbita durante el primer año, miedo de perderlo de niño, de adolescente, de adulto o de anciano, miedo de perderlo, por tener tanto miedo!!!

Ganarme el más grande regalo de la vida, al mismo tiempo me ponía de frente con el pavor de perderlo. La mayor felicidad en la vida, al mismo tiempo me causaba el mayor miedo de mi vida; miedo a sufrir, a no poder con el dolor.

Ese mismo miedo no me dejaba entregarme a la experiencia, no me permitía conectarme con él. Para mi sombra era más fácil no quererlo tanto, al final de  cuentas nadie sufre por algo que no quiere (tanto), cierto? Amar con locura y sin limites, automáticamente me ubicaba en una posición de miedo y vulnerabilidad total; en bolas completamente, disponible para el sufrimiento.  

Cuántas cosas me estaba perdiendo y cuántas cosas en la vida me podía perder, por seguir así?

Y cuántas de nosotros no vivimos la maternidad desde el miedo? Miedo a perderlo, miedo a fallar, miedo a no educarlo bien, miedo a malcriarle, miedo a no criar un adulto responsable..? Y cuántas veces esos miedos nos impiden conectarnos con el alma de ese ser diminuto que nos ve con carita de asustado también. 

Cuántas noches podría dejarle llorar por miedo a maleducarle en lugar de conectarme con su alma? Cuántos regaños y nalgadas podría darle a ese angelito por miedo a estar criando un patán, en lugar de conectarme con sus necesidades, su momento de vida, sus frustraciones y sus propios miedos? 

No sé cuanto tiempo vivirás para mí hijito lindo, no sé cuanto tiempo viviré para ti, pero quiero que sepas, que cada segundo a tu lado, lo hemos vivido intensamente, con entrega total, locura y pasión; no puedo garantizar cuanto tiempo tendremos juntos, pero si puedo asegurarte que el tiempo en que estemos juntos, lo habré dado todo por ti, sin reservas ni condiciones; pues solamente ese será el consuelo en el día que uno le falte al otro. 

En lo que a mi respecta, puedas estar tranquilo, no permitiré que tengas miedo a vivir, y sí cariño.. para vivir, a veces habrá dolor y sufrimiento, y nos podremos caer y golpear... pero sólo cuando nos hemos entregado en cuerpo, mente y alma a la vida, habremos vivido verdaderamente...cualquier otra cosa, es simplemente sobrevivir. 

No importa cuanto dure, el amor que tengo será eterno. Porque el día que uno le falte al otro, el único consuelo será la jornada vivida intensamente, sin dejar nada para otro día. 

Más allá de esto, también quiero que sepas hijito lindo, que está bien tener miedo, pero que nunca puedes perder la perspectiva de quién tiene a quién, puedes tener miedo, pero no puedes permitir que el miedo te tenga a ti y eso te impida volar. 

No se necesita coraje y fuerza para acabar con el miedo, se necesita más amor.
El miedo cierra y calla, el amor abre y habla. Solo el amor puede hacerte superpoderso. 

te quiero
con locura

mamá...

No hay comentarios:

Publicar un comentario